La cuerda es un elemento que nace en la Prehistoria como un componente crítico en la tecnología de los cazadores y recolectores. El empleo de las cuerdas para la caza, el empuje, el estirado, atado, la suspensión y ascensión a cimas de montañas siempre ha sido esencial en las actividades humanas básicas así como en el progreso de la humanidad.
Cuerda es un término que procede del latín chorda, aunque su origen etimológico más lejano se halla en la lengua griega. El concepto se suele utilizar para nombrar al producto formado por la unión de diversos hilos que se emplea para realizar ataduras, dirigir una fuerza o funcionar como sostén.
A la cuerda también se la conoce con los nombres de soga y maroma.
A los extremos de la cuerda se les denomina chicotes mientras que a su parte media seno.
Las cuerdas pueden hacerse de distintos tipos de fibras textiles: naturales, artificiales, sintéticas o combinaciones entre ellos.
Algunas cuerdas se elaboran haciendo combinaciones entre distintos tipos de fibras para aumentar la resistencia.
Los antiguos egipcios fueron probablemente la primera civilización que desarrolló una herramienta especial para hacer cuerdas. Los egipcios hicieron cuerdas que datan del 4000 al 3500 a. C. y se elaboraban principalmente de juncos. Otras cuerdas elaboradas en la antigüedad se hicieron de otras fibras como la palmera real, lino, hierbas, papiro, seda o incluso pelo animal. El empleo de estas cuerdas empujó a cientos de trabajadores de otras tierras a ser esclavizados por los egipcios con el objeto de mover grandes piedras y construir sus monumentos. Comenzando aproximadamente desde el 2800 a. C., las cuerdas se hicieron de fibras en China. La elaboración de cuerdas se expandió por toda Asia, India y Europa durante casi varios siglos.
Leonardo da Vinci dibujó ciertos esbozos de un concepto para una máquina que hacía cuerdas, fue una de sus muchas invenciones que nunca llegó a construir. Sin embargo su construcción no podía ser llevada a cabo sin el desarrollo de una tecnología avanzada: En 1586, Domenico Fontana erigió un obelisco de 327 toneladas en la Plaza de San Pedro de Roma con una fuerza concertada de 900 hombres, 75 caballos y una cantidad ingente de cuerdas. No fue hasta pasado el siglo XVIII cuando diversos inventos hicieron posible la invención de una máquina capaz de construir cuerda. En la década de 1950 las fibras sintéticas como el nylon se fueron popularizando, reemplazando en proporción considerable a las naturales.
La cuerda torcida o también denominada impropiamente cuerda enrollada es desde el punto de vista histórico la forma más común de cuerda, al menos en la cultura de occidente. La mayoría de las cuerdas torcidas consisten en tres fibras que se tuercen para aumentar la fortaleza y resistencia de la cuerda, existen versiones con mayor cantidad de fibras torcidas.
Las cuerdas trenzadas son generalmente de fibras sintéticas como el nylon, poliéster o el polipropileno. Se elige el nylon debido a sus características de fortaleza y tenacidad además de poseer una buena resistencia a las inclemencias del tiempo así como a la radiación ultravioleta. El poliéster es cerca de un 90% más fuerte en estiramiento que en carga, es mucho más resistente a la abrasión y posee una mayor resistencia a los UV, sufriendo cambios pequeños en longitud cuando se humedece. Por regla general se prefiere el polipropileno debido a su bajo coste y su baja densidad (puede flotar en agua).